El camino de la cruz (ensayo fotográfico, 2010). En un pequeño pueblo llamado Pesé ubicado en la Península de Azuero, al sur de Panamá, dedicado principalmente al cultivo de la caña, es una tradición que cada año se escenifique la pasión y muerte de Cristo. Forma de teatro callejero, el viernes santo de cada año la población se convierte en Jerusalén: por un día las calles son la Vía Dolorosa, una parte del parque es el jardín Jetsemaní, el portal de alguna casa es el palacio de Herodes y una colina en las afueras del pueblo es el Gólgota donde al final del día terminan crucificando a un hombre barbudo coronado con espinas. En el camino, el hombre es azotado, las mujeres lo lloran, suceden milagros, como el de la imagen que se graba en el manto de la Verónica, y el pueblo entero acompaña a este individuo que carga, junto a dos malhechores, una enorme cruz, mientras la policía y la cruz roja observan desde la acera, los periodistas pelean por filmar y por transmitir por radio las opiniones de todos y los vendedores ambulantes aprovechan la fiesta para hacer sus ventas.